EDUCACIÓN VIRTUAL
Agosto 27, 2025
En Colombia, la paz es un proceso vivo que se construye todos los días en las aulas, en las comunidades y en las conversaciones cotidianas. Sin embargo, los retos sociales —desigualdad, violencia, desconfianza institucional— muestran que todavía falta mucho por recorrer. Aquí entra en juego la educación para la paz en Colombia, un enfoque que no se limita a enseñar conceptos, sino que forma ciudadanos críticos, empáticos y comprometidos con su entorno.
La educación es uno de los pocos espacios donde todos los ciudadanos, sin importar su origen, pueden encontrarse, dialogar y construir valores comunes. En un país con heridas históricas, la escuela y la universidad se convierten en escenarios de reconciliación y aprendizaje colectivo. Más allá de transmitir conocimientos, tienen el poder de formar personas con pensamiento crítico, capaces de resolver conflictos y participar activamente en la sociedad. Esto implica enseñar a cuestionar narrativas de odio, analizar información con criterio y reconocer la diversidad como un valor democrático.
Educar para la paz no es un ideal romántico, sino una necesidad urgente. En este sentido, la pedagogía para la paz asume un rol fundamental: conecta teoría y práctica, transformando debates abstractos en proyectos comunitarios reales. La cátedra de la paz, obligatoria en Colombia desde 2015, es un paso en esa dirección. Pero más allá de su obligatoriedad, su impacto depende de cómo se implemente y de si logra generar reflexión crítica y acción concreta.
Es una asignatura diseñada para promover valores, actitudes y comportamientos orientados a la construcción de una cultura de paz, la participación democrática y la resolución pacífica de conflictos. Su efectividad dependerá de la creatividad pedagógica y la conexión con el contexto social de cada estudiante.
Esto significa que puede incluir desde proyectos comunitarios, análisis de memoria histórica y reconciliación, hasta actividades artísticas, debates y simulaciones de procesos de paz.
Según el Ministerio de Educación Nacional, más de 4.300 instituciones educativas en Colombia han fortalecido la formación integral con una apuesta por la paz, beneficiando a cerca de 500 mil estudiantes (mineducacion.gov.co).
En el nivel universitario, educar para la paz adquiere una dimensión más estratégica: ya no solo forma ciudadanos responsables, sino líderes y profesionales con capacidad de transformar realidades. Las universidades son laboratorios de innovación social, donde la investigación y la práctica comunitaria se entrelazan para generar cambios sostenibles.
En la Universidad del Rosario, por ejemplo, esta visión se articula con áreas como la gestión cultural, la participación ciudadana y la innovación social. Conocer qué es la gestión cultural ayuda a entender cómo el arte, la memoria y la cultura pueden ser herramientas de reconciliación.
A lo largo y ancho del país, han surgido iniciativas que demuestran que es posible transformar realidades complejas cuando se combinan la formación académica y la acción social. Estos casos son inspiración y prueba de que el cambio es posible.
Ya sea en entornos escolares o universitarios, presenciales o virtuales, se pueden implementar actividades que no solo transmitan conocimientos, sino que construyan habilidades para convivir y cooperar.
Estas actividades permiten que la paz no se vea como un tema aislado, sino como una práctica cotidiana que impacta la paz en la comunidad.
Construir paz, desde la educación, en Colombia implica reconocer que no todo está resuelto. Los avances logrados conviven con barreras estructurales, resistencias culturales y vacíos en la formación docente. Sin embargo, cada desafío abre la puerta a nuevas formas de innovar y actuar.
Como muestra de ese compromiso, la Universidad del Rosario alberga varias Cátedras UNESCO, entre ellas la Cátedra en Educación y Cultura para la Paz (2019) y la Cátedra en Equidad de Género (2016), que promueven la formación de ciudadanía crítica y la investigación aplicada para la reconciliación y la igualdad. Estas iniciativas académicas, reconocidas internacionalmente, demuestran que el aporte de la URosario trasciende la oferta de programas: se trata de impulsar proyectos y espacios de reflexión que abran oportunidades de transformación social.
La paz en Colombia no es un destino, es un camino que se recorre con cada generación que decide impulsar el cambio. La academia debe ser protagonista en la formación de ciudadanos capaces de transformar sus entornos. En este proceso, cada estudiante, docente y líder comunitario tiene un papel insustituible.
Más que un ideal, la educación para la paz es una tarea concreta que involucra a estudiantes, docentes y comunidades en la creación de sociedades más justas y resilientes.
Fuentes:
Ministerio de Educación Nacional. (2025, mayo). Más de 4.300 instituciones educativas en Colombia fortalecen la formación integral como apuesta por la paz. Recuperado de https://www.mineducacion.gov.co
UNESCO. (2016). Educación para la ciudadanía mundial: preparar a los educandos para los retos del siglo XXI.
UNESCO (2017). Education for Peace and Human Rights: Best Practices
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